Uno de los objetivos principales de inktraveler ha sido
siempre el encontrar el papel perfecto para escribir con estilográfica, y nos
sentimos afortunados de ser los primeros en importar, desde 2014, la marca LIFE,
fundada en Tokio en 1946 por Yasuhiro Saito.
Yasuhiro
Saito trabajó durante varios años como aprendiz en una fábrica de papel, pero
por las venas de aquel joven muchacho corría la sangre empresarial y el deseo
de probar fortuna con su propia empresa, especialmente en esos duros momentos
de la reciente historia nipona en la que, después de terminar el racionamiento
al que se había llegado por su participación en la Segunda Guerra Mundial,
Japón entró en una fase de crecimiento económico, de nuevas oportunidades en
los negocios y con un gran futuro por construir.
Así que, en 1949, Saitosan
creó su propia compañía, a la que llamó LIFE, en un guiño claro a lo que estaba
sucediendo en el país, una nueva vida.
En un primer momento, sus
productos de papelería se vendían en las calles en carros tirados por
bicicletas. A medida que el negocio crecía y la marca ganaba reconocimiento,
gracias a la meticulosidad en el proceso de creación, se empezaron a vender en grandes almacenes y en algunos comercios minoristas establecidos. Hoy
en día, como marca de reconocido prestigio, Life Stationery se vende en
todo el mundo.
Esquema de encuadernado. |
En
2018, toda vez que la relación profesional entre inktraveler y Life Stationery
se había estrechado según el estricto código japonés que requiere a sus
distribuidores extranjeros, nos invitaron a conocer sus instalaciones. En
inktraveler nos sentimos profundamente orgullosos por la invitación, e
inmediatamente respondimos afirmativamente. En nuestro siguiente viaje a Japón,
en los meses de septiembre y octubre, esa visita sería un objetivo primordial
de nuestro itinerario.
Desplazadas
de la capital por la presión inmobiliaria, las instalaciones de Life Stationery
se encuentran en la ciudad de Adachi, a unos 11 kilómetros de Tokio, y a
la que se llega en tren en poco más de 35 minutos.
Si en todo el mundo es conocida la amabilidad del pueblo
japonés, en este caso sabíamos que lo único que debíamos hacer era llegar hasta
la estación de Toneri-Koen y, a partir de ahí, dejarnos llevar.
Desde la estación a la fábrica
hay un trayecto de pocos minutos en coche a través de una carretera secundaria
que termina en un polígono industrial no muy diferente a los que conocemos
aquí. En la fábrica estaban esperando nuestra llegada y, aunque nos disculpamos
por nuestro pobre conocimiento de su idioma, nos agradecieron el intento de
comunicarnos en él.
Después de una fructuosa reunión de trabajo en
la que nos obsequiaron con un excelente té matcha, nos enseñaron sin ninguna
restricción las instalaciones, pudiendo comprobar in situ su proceso artesanal.
Evocando la que podría haber sido la primera producción de
Yasuhiro Saito en aquel grupo de máquinas casi centenarias, descubrimos
encantados cómo continúan realizando los cuadernos a mano, con un engomado y
precisión asombrosos, logrando un papel de una gran suavidad que no deja
traspasar la tinta, aunque se usen estilográficas de puntos gruesos.
Para lograrlo, fuimos testigos de que no recurren a elevar
el gramaje de las páginas, como algunos papeles verjurados clásicos, sino que
lo logran por la formulación de sus papeles, fabricando ese papel de alta
calidad que es, junto al diseño de las cubiertas y a la encuadernación, lo que
más valoramos como clientes y usuarios de Life Stationery.
Una encuadernación en la que, incluso, siguen
empleando técnicas tradicionales de forrado de tela para las cubiertas de
algunos de sus cuadernos. Una manera de trabajar que, como pudimos
comprobar en directo, se centra en la palabra japonesa Kaizen, que significa mejora continua; y
es un concepto que ahora se entiende -y se extiende- en todo el mundo.
LIFE es sinónimo de papelería japonesa hecha a mano en su
máxima expresión, aunque no solo realiza cuadernos. Así que nuestros
anfitriones también nos mostraron su divertida gama de diferentes
artículos de papelería y sus portaplumas de cuero en varios colores.
A medida que nuestros anfitriones nos iban mostrando con orgullo
sus productos, decaía nuestro reparo a ser una molestia en su artesanal
rutina diaria.
Una vez de vuelta en la estación, después de que la
visita hubiera superado con creces las mayores de nuestras expectativas, y
comprobar el esmero de su producción artesanal en todas las fases del
proceso, tomamos el tren de vuelta a Tokio reafirmándonos en nuestro propósito de
continuar apostando por su calidad y, todo hay que decirlo, sus precios más que
ajustados, asequibles a cualquier bolsillo y exigencia, y que hacen de Life Stationery
una de las mejores opciones, si no la mejor, en papelería japonesa apta para estilográficas.
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